Experimento social: la solución

Finalizado el día he de decir que el balance fue positivo a la par que divertido (viene del post anterior).

Algunos se dieron por aludidos, mi jefe no me despidió (creo que porque ni me lo crucé), la gente leía la camiseta (habrá que ponerles los mensajes de error habituales estampados en camisetas a ver si así los leen cuando les preguntas) y comentaban con el de al lado o se sonreían.

Pero la anécdota más simpática fue cuando coincidí con 2 usuarias en el ascensor que me dijeron:

- Usuarias: Oye, ¿eso de la camiseta no irá por nosotras, verdad?
- Pedro: Pues va a ser que si, eh. Y por la gente en general, que hay que leer más, jeje.
- Usuarias: Pero es que si no nos dan el manual...
- Pedro: (¿no os suena el menú Ayuda que tiene el 99,9% del software que utilizáis?) Claro, claro. Nadie dijo que fuera a ser fácil. Hay cosas que son mu tontas y otras no tanto.
- Usuarias: Claro, claro...

Al final dio la casualidad que justo me dirigía al despacho de una de ellas para instalarle un software para su trabajo (la usuaria no tiene permisos de administrador para poder hacerlo ella por su cuenta).

Software, por cierto, bastante puñetero porque te genera un usuario de Windows específico y te pide unas contraseñas, que como no sepas de qué va la cosa te puedes volver loco como ya nos ocurriera el primer día que nos pidieron que instalaramos este programilla, que nos tiramos 2 horas estudiándolo.

En el despacho estábamos acompañados de un compañero suyo que tenía impresas unas instrucciones y nos iba diciendo qué hacer en cada paso de la instalación. Fue entonces cuando les comenté lo que acabo de contaros en el párrafo anterior, y entonces dice él:

UsuariO: Si, es que esta aplicación sin el manual de instrucciones no hay quien se aclare.
Pedro: Ya te digo.
UsuariA: Jajaja. Clarooo, el manuaaaal (señalando mi camiseta).
Todos: Jajajajajajaja.

Lección aprendida con éxito.

:-)